La vida y todo lo que en ella se genera, desarrolla y auto-organiza como totalidad, posee una triple y simultánea particularidad: la de ser condición, condicionante y condicionada al mismo tiempo en que sus propias partes y especificidades son condición, están condicionadas y son condicionantes de ella en una dinámica en que, a su vez, esa totalidad se estructura y se reorganiza en la acción de los individuos vivientes. Tal ontología de los fenómenos complejos obliga un esfuerzo epistemológico transdisciplinario para su comprensión que dé cuenta de las interrelaciones y las interconexiones de los múltiples y diversos constituyentes biológicos, psicológicos, sociales económicos, políticos, culturales ecológicos, posibles de ser discernidos desde la lógica del tercero incluido, los diversos planos de la realidad, la complejidad y la complementariedad.